Friday, October 3, 2008

Los Ricos También Lloran, PARTE II

"Los Ricos También Lloran, PARTE II"

Hace veinte años los actores mexicanos Verónica Castro y Rogelio Guerra habrían protagonizado la famosa telenovela “Los Ricos También Lloran”, que fue dirigida por el chileno Valentín Pimstein.
Han tenido que pasar dos décadas, para que la productora latinoamericana Marx, Lenin & Castro Asociados, retomen el nombre y editen su propia producción, tratando de dar un sentido popular a la nueva novela.
Esta productora con fines de lucro, es lucrativa exclusivamente para los socios inmediatos, y está exenta de impuestos. Tienen un modelo interesante, pues estatutariamente para ellos la región es un paraíso fiscal, que adicionalmente pueden utilizar cualquier recurso del estado para su propio usufructo.
Esta productora con tan especial configuración hegemónica, tiene un grupo especializado para escoger al “elenco”, y han asociado a un director poco brillante, más bien elemental, con una compulsión patológica de hablar cualquier cosa y de liderar sobre “tontos”. Ideal personaje para su rol. En su carrera ha fracasado en todo lo que ha hecho, inclusive en una novela de “Golpe de Estado” lo metieron preso. Se disfraza de militar cuando va a organizar los “Talleres de Actuación” con el elenco asociado, y aunque Su Majestad le ordena hacer silencio, este sujeto no puede contener su convulsión de hablar. Su nombre es Hugo Chávez.
El Elenco:
Rafael Correa, en realidad es un aprendiz de actor, imprudente y antipático, tiene su rol como el presidente de Ecuador, que por el infortunio del destino, el pueblo lo elige y éste se enruta en el camino trazado por el director para que su papel brille en la región. El camerino de este hombre es un camerino pobre, sin mayor presupuesto para mantenerlo, así como el escenario. Tiene varios dobles que ejecutan las escenas comprometedoras, adquiere bonos de la deuda con una estrella invitada de nombre Patiño, y tiene un grupo de co-estrellas (de poco brillo) en lo que él ha denominado Asamblea Constituyente. Las bailarinas que tiene para adornar su actuación son más bien “gorditas horrorosas” y “bestias salvajes”, como él mismo las denomina con cariño. Tendrá gran éxito en esta producción novelesca.
Está Fidel Castro, uno de los Partners de la productora y actúa en el papel de “ícono de la destrucción”, protagoniza un papel del viejo decrépito conocedor de todos los malabares para reinar y subyugar mediante la fuerza y la tortura al pueblo, tiene como característica el que se transforma en el personaje, y ahora, cuando no está en escena, sigue siendo un maloliente tipo que defeca por donde va. Interesante actor, muy rico por su larga trayectoria, pero nunca llegará a producciones serias que compitan en el mundo. Se quedó ensimismado en su propia estupidez, pero ha encontrado un negocio muy rentable al robar sistemáticamente a los dueños de su camerino y escenario.
Daniel Ortega, en el papel protagónico del segundo capítulo llamado “Con Olor a Sudor y Alcohol” actúa como presidente electo de Nicaragua, su personaje es de un hombre sin cultura, violador de niñas y borracho; su vicio ha destruido las pocas neuronas que tenía y su hegemonía dentro de su país le permite ser presidente, cuando en el mundo civilizado debería ser reo de la cárcel por criminal. Abusa, bebe, habla y se equivoca siempre. Un papel muy sui-generis para un ex militar, guerrillero y comunista.
Evo Morales, un indígena sin mayor mérito. Futbolista mediocre y cocalero destacado. El Director Hugo Chávez lo escogió porque en al altiplano necesitaba presencia para que la novela tuviera audiencia. Actúa como presidente de Bolivia y su característica principal es tener una grave condición y problemas de lenguaje, tanto en español como en quichua. Pretende dar una imagen de elocuencia, y desborda estupidez. Afiebrado indígena, con una imagen de “bestia salvaje”, como lo diría Correa, con una personalidad de profundo resentimiento contra algo que todavía no descubre ni sospecha. En realidad, el menos actor de todos, y el más “Colla” del grupo.
El director ha ordenado que hagan lo que puedan sus actores para confiscar canales de televisión y medios de comunicación, pues sin no, ¿quién va a ver la novela si hay que pagar entrada? La utilidad está en aprovechar de los camerinos, escenarios y estructura, que no pagan por ella y tienen, como decíamos, libertad fiscal para hacer lo que quisieran.
El libreto es interesante para los que actúan, pero es tonto y aburrido para los aficionados al cine. Es una oda a la anarquía, al movimiento hippie mal contado, enaltece y ejecuta la conversión a dios mitológico del Che Guevara.
En su limitada expresión artística, han querido re-editar la novela "Los Ricos También Lloran", y la verdad es que con estos lloran todos, no solo los ricos. En realidad, los únicos que se divierten son los actores, el elenco completo, director, productor, asambleistas, ministros y otros delincuentes; el resto a llorar como en la novela.

Pedro Oliva
Crítico de Cine de Barrio y Novelas Baratas

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