Por: Luis Fernando Torres
El dictador venezolano anunció su candidatura presidencial en medio de apagones
“Seré nuevamente candidato presidencial, fírmenlo”. Con esta frase el dictador Chávez cerró un reciente discurso ante los militantes del Partido Socialista Unico de Venezuela, demostrando, una vez más, que su meta es una sola: mantenerse en el poder.
No le importó que su País estuviera bajo racionamientos de luz y de agua potable, con más pobres y la inflación más alta del continente americano.
En los 11 años que lleva en el Palacio de Miraflores ha destrozado el aparato productivo privado, ha perseguido a los opositores, ha creado una nueva “argolla” de ricos y ha dejado un tufo de corrupción y de miseria. ¿Cómo estará Venezuela después de 6 años, si el dictador gana y permanece hasta el 2016?.
Lo curioso es que quiera ser candidato y confíe en ganar las próximas elecciones presidenciales con una popularidad del 47%.
Según la encuestadora internacional Gallup, los presidentes de Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Paraguay y Argentina se encuentran en los últimos lugares. Chávez tiene el 47% de aceptación popular, Correa, el 44%, Ortega, el 30%, Lugo, el 25% y Cristina, el 20%.
Por el contrario, los presidentes de El Savador, Panamá, Chile, Brasil, Colombia y Bolivia se ubican en los primeros lugares. El socialista moderado Mario Funes cuenta con una popularidad del 85%, el conservador radical Ricardo Martinelli, del 82%, la socialista inteligente Bachelet, del 80%, el socialista cauto Lula, del 77%, el conservador Uribe, del 64% y el indígena Morales, del 57%.
Bachelet y Lula no van a la reelección. Uribe, probablemente, tampoco se presente a la reelección. ¿Por qué Chávez va a su quinta campaña presidencial?.
La razón es muy simple. Ha hecho tanto daño que no puede separarse del poder. El día que lo haga, los de su propio círculo y, no se diga, sus adversarios, le pasarán la factura. Para Chávez, la retirada es más difícil y riesgosa que la elección presidencial en la que va a participar, asegurándose, previamente, un cuestionado triunfo.
Ojalá los demás presidentes del círculo bolivariano no tengan que pasar por el drama chavista: el temor a dejar el poder y a rendir cuentas sobre los daños ocasionados.
No es difícil ganar una elección, con una popularidad del 45%, cuando se controlan todos los espacios del poder público. Chávez escribió el respectivo manual electoral. Correa lo aplicó en la elección del 2009.
La receta es sencilla: menos gasto electoral para todos los candidatos y más publicidad oficial para el candidato Presidente; espacios mediáticos iguales para todos los candidatos, salvo para el candidato Presidente; filtros intermedios de control electoral; triunfo en primera vuelta con el 40% y una diferencia del 10% sobre el inmediato seguidor; anulación de los opositores; gasto público sin controles.
Chávez tiene, por ahora, todas las de ganar, aún en el caso que su popularidad descienda hasta el 40%. Lo importante para él, como para los demás socialistas del siglo XXI, es que la intención de voto no baje del 35%. Este porcentaje es fácil de conservar entre los segmentos poblacionales a los que llega el clientelismo gubernamental. Los bonos y otras dádivas sirven para que el gobernante de turno mantenga cautivo a un electorado con grandes necesidades materiales.
Hay diferencias descomunales entre los países gobernados por presidentes que saben que no van a perpetuarse en el poder y aquellos, como los de la revolución bolivariana, que no tienen otro objetivo que quedarse en la presidencia a cualquier precio.
Chile es un claro ejemplo de las ventajas de no tener a una misma persona como gobernante eterno. Pinochet hizo lo que debía hacer para construir una economía social de mercado y tuvo la visión para retirarse a tiempo. Los gobernantes de la Concertación se limitaron a desarrollar, con algunos ingredientes propios de la democracia cristiana y de la social democracia, el sistema económico de libre empresa levantado en la época pinochetista, a fin de concentrar sus esfuerzos en el campo social. Bachelet, por ejemplo, con los ahorros de las exportaciones del cobre estructuró una red de solidaridad social eficiente para beneficio real de los pobres, sabiendo que, al término de su período, volvería a ser una simple ciudadana.
¿Qué ha hecho, por su parte, Chávez?. Servirse de los pobres para perennizarse en el cargo. No pasa por su cabeza dejar el poder y convertirse en un ciudadano más, como algunos de sus opositores exiliados. ¿Qué han hecho los demás presidentes de la revolución bolivariana?. Seguir la hoja de ruta de Chávez. Temen volver a ser profesores, sacerdotes, predicadores del sandinismo y amas de casa.
Durante la República romana, había un principio político: “la sola intención de perpetuarse en el cargo público desacredita y coloca bajo sospecha a un funcionario, pues, el buen ciudadano es el que tiene el ánimo para pasar, de un día a otro, de gobernante a simple ciudadano y desde esta condición a detentador de poder político”.
Wednesday, December 2, 2009
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